Durante los últimos años el consumo de frambuesa se ha disparado en todo el planeta: los métodos de producción optimizados y las variedades mejoradas han hecho de las frambuesas una fruta popular. ¿Poder comer frambuesas durante todo el año y en cualquier parte del mundo? Aquí es donde entra en juego la granja vertical y la iluminación LED para cultivo en interior. En el Philips GrowWise Research Center de Signify, exploramos de qué manera la iluminación artificial, los sistemas hidropónicos y el control preciso del clima se integran para optimizar el crecimiento de las frambuesas a lo largo del año.

Los frambuesos desarrollan tallos largos (cañas) con un ciclo de vida bianual. Algunas variedades de frambuesas dan frutos en las nuevas cañas el primer año, en otoño y el segundo año, durante el verano. Por el contrario, las frambuesas de una única cosecha producen cañas sin frutos durante el primer año y fructifican exclusivamente cañas del segundo año.

En este sentido, nuestro ensayo comenzó con plantas jóvenes con fructificación en los dos años, enfriadas para la cosecha inicial. En comparación con los cultivos al aire libre, al crecer en interior pudimos mantener una mayor densidad de plantas gracias a la regulación precisa del clima, la iluminación LED para cultivo interior y el riego, así como por una mayor penetración de la luz entre las hojas del cultivo gracias a nuestra solución de iluminación LED para el cultivo interior Philips GreenPower.

Cuando crecen en exterior, someterse a un periodo de reposo en el frío invierno entre el brote de las frambuesas del primer año y del segundo es crucial para la floración. La vernalización regula la floración y protege a las plantas contra las condiciones climáticas extremas, ya que de otra manera se dañaría el cultivo. Este proceso natural permite el crecimiento óptimo en las diferentes fases, lo que garantiza la producción correcta de frutas durante la temporada de cultivo.

Para nuestro ensayo de cultivos con LED en interior, decidimos utilizar una variedad de frambuesa con fructificación en los dos años ya que precisa menos frío para la floración. El objetivo era valorar el rendimiento durante la primera fase de brote e investigar el potencial de producir sucesivos brotes sin tener que someterse a un periodo de reposo en cámaras de frío entre ambas fases. De esta forma, el cultivo de la frambuesa en un entorno totalmente controlado permitiría una producción durante todo el año y un rendimiento ininterrumpido. En contraste con el ciclo convencional, los sistemas de cultivo vertical podrían ofrecer la posibilidad de superar los dos ciclos de cosecha al año. Así la producción sería mucho más eficiente y podría proporcionar un rendimiento mayor anual.

El brote inicial del ensayo tuvo un resultado prometedor al proporcionar resultados comparables con el cultivo en exterior. Sin embargo, debido a la mayor densidad de plantas en interior y a un ciclo de crecimiento más corto desde que las plantas son jóvenes hasta que finaliza la cosecha, el rendimiento de los frutos coincidió con la cosecha cultivada en exterior por metro cuadrado de todo un año. Se consiguieron unos 2,5 kg/m2 en el primer periodo de 18 semanas, lo que equivale a casi 140 gramos/m2/semana. Además, con unos grados Brix de hasta 12,0 °Bx, pudimos producir frutas dulces y sabrosas.

En una segunda fase, podamos las plantas del ensayo para una nueva ronda sin refrigerar y ver cómo respondían. Para que este enfoque sea viable, es necesario igualar o superar una cosecha de 140 gramos/m2/semana; de lo contrario, cultivar nuevas plantas terminaría dando una producción anual mayor. En este sentido, esperábamos un impulso positivo del sistema de raíces ya establecido, al darle ventaja al nuevo crecimiento; pero la segunda ronda tardó 26 semanas y solo se consiguieron 1,1 kg/m2, lo que se traduce en 42 gramos/m2/semana. Esto nos lleva a la conclusión de que no es viable una segunda ronda sin almacenamiento en frío que induzca al periodo de reposo y facilite el desarrollo de nuevas yemas.

Los resultados de este estudio muestran que los ciclos repetidos con plantas jóvenes podrían acabar dando un resultado de casi tres veces la producción por metro cuadrado de un año completo en exterior. Después de la segunda cosecha, las cañas ya no dan frutos tras su primer brote y deberían sustituirse por nuevas plantas. Sería muy útil seguir realizando investigaciones sobre el impacto de la poda y el almacenamiento en frío para la producción de frambuesas ya que se podría mejorar todavía más el rendimiento.

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