Luego está la geopolítica y la necesidad de ser verdes y sostenibles. El Acuerdo de París compromete a las naciones a reducir las emisiones de carbono. Esa tarea se hace más fácil cuando se adopta la tecnología LED. Las ayudas de los gobiernos para hacer el cambio a LED obligarán a los productores a hacer del LED el nuevo estándar de la industria hortícola. De esta forma la eficiencia energética del LED, así como otras ventajas frente al sodio de alta presión (HPS) ayudarán a lograr ese objetivo.
Aparte de eso, las prácticas sostenibles son cada vez más un imperativo en nuestra economía, y eso no es solo porque den una buena imagen. También es porque son buenas para los negocios. Los productores que buscan ser sostenibles están descubriendo que adoptar la tecnología LED aumentará sus niveles de producción o la calidad de los cultivos, incluso mientras reducen su consumo de energía y emisiones de CO2.
A medida que se desarrollen soluciones de iluminación regulables y dinámicas para el crecimiento y el conocimiento sobre cómo mejorar la producción, la huella ecológica del LED disminuirá aún más. Estas tecnologías permitirán a los productores ajustar la cantidad de iluminación y los espectros de acuerdo con las necesidades específicas de cada planta y de cada momento, teniendo en cuenta el estado de desarrollo del cultivo, la cantidad de luz natural que entra en la instalación, etc.
La forma cada vez más sostenible en la que se gestionarán los invernaderos también hará que el LED sea cada vez más relevante. Las fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, que asumirán una mayor proporción del mix energético, generan corriente continua, lo que es mucho mejor para los LEDs que para la iluminación HPS, que aún domina en la horticultura.